Somos un equipo.
Hoy dijiste algo profundo. Quizás no te diste cuenta, quizás si. Yo por cierto no hice mucho comentario pues me quedé vagando en la profundidad de tu pensamiento.
Charlábamos sobre nuestro día a día, sobre todas las cosas que estamos haciendo, sobre la rutina, sobre mis recientes tareas auto adquiridas, sobre tus innumerables tareas pendientes, sobre lo eterno que se hacen sesenta segundos por las mañanas y lo insignificante que pueden llegar a ser sesenta minutos por la tarde. Charlábamos sobre lo incapaces que nos sentimos de lograr llegar a la meta seguros de que llegaríamos pero con la esperanza de no estar solos al final.
Hicimos sin querer un resumen de apenas quince días solos, sentimos queriendo la historia de quince eternas noches solos. Y en medio de aquella intensa charla, hoy dijiste algo profundo.
No somos nada solos.
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