viernes, 31 de diciembre de 2010

El Hombre Que Calculaba

Hace un buen tiempo por alguna razón empecé a buscar con ansias este libro, nunca me detuve a pensar por que de pronto tenías tantas ganas de leer nuevamente esta vieja novela, en efecto, es realmente buena, se las recomiendo a quienes no han tenido la oportunidad de disfrutarla, pero lo mío era algo mas profundo. Busqué en librerías, en internet, en cuanto sitio pude, pero sin éxito, así que volví a mis orígenes y le pedí a mi madre que me la buscara en mi Lima natal. De esto hace un tiempo ya, y cuando creí haber olvidado mi ansiada búsqueda, hace unos días, llega mi madre a visitarnos y me trae de sorpresa el anhelado libro. Acto seguido, a leerlo, y empiezan las matemáticas a hacer lo suyo, lejos de la coincidencia y mas cercano a la naturaleza misma del universo, cada pieza de mi rompecabezas va tomando su lugar al paso de las hojas.

Los libros tienen la mágica virtud de transportarnos a un mundo distinto, de absorbernos entre sus líneas haciendo desaparecer todo nuestro entorno real atrayendo parajes inimaginables a nuestro alrededor, y cual droga, se mete en nuestra mente pidiendo cada vez mas, en un círculo vicioso del que no se puede salir hasta alcanzar el ansiado final. Y a veces ocurre que en medio de ese viaje mágico, suena la música de nuestro sentir y danzamos al ritmo de cada palpitar, cual pieza de ópera clásica elevándonos a la gloria en sesenta segundos para después dejarnos caer en la profunda melancolía.

Cuando le puse SESENTA a mi blog no pensaba en este libro, sin embargo, hoy tiene sentido, curiosamente nunca escribí sesenta relatos, sino la misma cantidad que capítulos tiene esta novela, ¿coincidencia?, no, matemática, una ciencia de la que todos formamos parte y que rige nuestra existencia.

No les contaré sobre las aventuras de Beremis Samir, eso lo vivirán ustedes si deciden leer el libro. Mi experiencia es mas bien un tributo y un recuerdo, cuando Beremis se entrenaba contando las hojas de los árboles o las bandadas de aves, de pronto recordé donde vi este libro por primera vez: tendido sobre un velador verde como las hojas que contaba Beremis escuchando el canto de una pareja de canarios. A cada cálculo, a cada suma, a cada operación, venía a mi mente esa larga rectangular mesa de comedor que por las noches después de la cena se transformaba en nuestra sala de estudio, silencio absoluto, los cuadernos sobre la mesa, sólo rompían el silencio el sonido del lápiz sobre las hojas de nuestros cuadernos y los dedos gruesos de mi padre sobre la calculadora...

...las descripciones de Beremis al entrar al Palacio de Bagdad trajeron a mis sentidos una suave brisa y su perfume, aquel inconfundible aroma impregnado en esa manta que cada tarde velaba tus siestas... y la sensación que producía tu aliento en esas escasas ocasiones en que pude dormir a tu lado, en el Palacio de tus sábanas custodiado por aquel verde respaldar que coronaba el inmenso rosario de madera sobre nuestras cabezas...

...y mientras Beremis recorría los pasillos que llevaban al trono real, mi corazón caminaba hacia tu altar...

Las matemáticas son una ciencia maravillosa y tú lo sabías. Debí tener 10 años cuando me diste de beber los cálculos de esta novela, que leí entusiasmado y asombrado por las experiencias de Beremis, pero nunca supe, hasta hoy, por que siempre quedaron en mi mente aquellos cálculos y las infinitas soluciones a cada problema. A mis 40 años, tú habías calculado que todo esto volvería a mi, que el legado tenía que continuar. Descansaste sabiendo que la tarea estaba hecha, pues aunque todo se vuelva cenizas, como hizo Genghis Kan con Bagdad, convirtiendo en ruinas todo rastro de cultura y civilización, la enseñanza está dentro de mí, por que tu la pusiste ahí.

Quizás también calculaste que esta novela no la iba a encontrar por mi mismo, sino que, una vez mas, como tantas otras, tu esposa, mi madre, fue quien nuevamente, te traería a mi.

Si el 13 y el 16 tienen una amistad cuadrática y el 6 y el 28 son números perfectos es por que tu estuviste a mi lado el tiempo necesario, es por que tu misión está cumplida y ahora empieza la mía, es por que tú, padre, eres Mi Hombre Que Calculaba.



Seguir tu camino, Quiero.
Continuar tu misión, Debo.
Ser un hombre grande, Puedo.

martes, 21 de diciembre de 2010

Santiago en 100 palabras

Desde que nació me ha parecido fascinante este concurso. Se trata de escribir una experiencia de vida que tenga cita en Santiago pero en 100 palabras. Este año me dio por participar con una adaptación de un texto que escribí hace un tiempo y ahora que no gané, puedo compartirlo con ustedes.

N° de inscripción: 33623

RUT: 14629121K

Título: Oda a tu fortaleza

"Paradero J12, inmerso en la ciudad, lejos de casa, pero todos en la fila nos conocemos. Conversaba amablemente cuando, 2 personas atrás, ella llegó con su hijo de 9 años en brazos, dormido de tanto caminar bajo los 35° que llovían del cielo. ¡25 Kilos al hombro! y ella inmutable parada sin un gesto de dolor. Pensé ayudarla, no sabía como, además, parecía sufrir yo más que ella. Entonces recordé tus llamadas contándome tu travesía al centro con las compras bajo el brazo, nuestro hijo dormido a cuestas y esquivando esa mirada conocida en el Paradero J12, 2 personas adelante."

martes, 7 de septiembre de 2010

Dos primaveras sin ti.

"Trata de decir siempre lo que sientes y haz siempre lo que piensas en lo mas profundo de tu corazón"

Querida familia y amigos, a dos años de mi partida al encuentro del Señor quería compartir con Uds. algunas frases de García Márquez, que estoy seguro harán que me sigan llevando en sus corazones como hasta el día de hoy:

"Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma!
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo te diría "Te quiero" y no asumiría tontamente que ya lo sabes.
Finalmente demuestra a tus amigos y seres queridos cuanto te importan..."


Pepe Tang

(18.04.1933 - 07.09.2008)

jueves, 2 de septiembre de 2010

Cuando el Amor alcanza la Felicidad

En una loca y afortunada coincidencia, un hermoso día de enero allá por el año 1,994, se encontraron el amor y la felicidad. Esta última con unos cuantos tragos encima, no ocultaba su entusiasmo por aquel encuentro, ni disimulaba los sentimientos que provocaban sus miradas. En verdad no había razón para no sentirse feliz, finalmente hablamos de la felicidad ¿cierto?.

Fue una de esas noches que se puede considerar como la mejor de tu vida, si es que todo hubiera quedado ahí claro está, pero ciertamente el amor estaba dispuesto a mas, y tampoco le disgustaba para nada la idea de alcanzar la felicidad.

Esa noche pasó lo que tenía que pasar: Nada.

¡Claro! pues si las cosas se hubieran precipitado y el amor se hubiera sentido mas cerca de la felicidad o la felicidad hubiera alcanzado al amor, corrían el riesgo de romper la magia. El tiempo y el espacio se encargaron luego de afianzar los sentimientos, un tiempo necesario para que la felicidad se detenga al borde del precipicio de la melancolía, y el espacio suficiente para que el amor regrese a su palpitar consciente. Lo que no sabían era que les esperaba otra hermosa coincidencia: al borde del precipicio de la melancolía estaba la colina del palpitar consciente.

Fue un 19 de febrero cuando los caminos finalmente se encontraron y envueltos en la adrenalina que produce la felicidad de estar bajo el hechizo del amor, ambos iniciaron una loca y avezada carrera que duró 555 días, con la felicidad siempre por delante y el amor al acecho.

Finalmente, un 02 de septiembre del año 1995 ocurrió lo que todos esperaban: el amor alcanzó a la felicidad, y junto con eso, ocurrió lo que nadie esperaba: como por arte de magia, el amor se convirtió en felicidad y la felicidad alcanzó el amor eterno.

Feliz 15 Aniversario

Paco & Monchy