miércoles, 21 de octubre de 2009

Día XVI

Y así nace una nueva mañana con el ánimo y la adrenalina a tope. ¿Producto de las risas de ayer? Quizás. Finalmente es de lo que hablamos antes, un motivo. Un motivo o una motivación es lo que necesitamos para prender la mecha interna y desencadenar la explosión de emociones que si sabemos canalizar se traducen en arte, en obra, en momentos para recordar.

No sé de donde sacaré el tiempo, ni como me organizaré para o descuidar a los míos, sólo sé que quiero hacerlo y me siento capaz de ello. Ayudar y hacer cosas para los demás me mantienen vivo y activo. ¿La recompensa?. Momentos de vida, momentos para recordar, algo que contar en unos años mas a nuestra propia gente.

Recuerdo siempre con una lágrima en el corazón tantas tardes escuchando las historias de mi padre y de mi tío, un sin fin de travesuras y aventuras, historias que no tenían cuando terminar. Recuerdo que las escuchaba y me transportaba a la época y trataba de imaginar lo que contaban con tanto entusiasmo, me imaginaba los paisajes, el entorno, a ellos mismos, y las escenas que contaban. Risas, sustos, miedo, travesuras, y todo lo que puedan imaginar. Y recuerdo también que me preguntaba si yo algún día sería capaz de poder contar mis propias historias, mis propias vivencias, y con tanto entusiasmo.

Esta es mi motivación, ésto es lo que me mueve, lo que me empuja a hacer cosas diferentes, divertidas. Por esto vale la pena todo. Mientras tenga energía y entusiasmo, seguiré siendo mi propio creador de momentos para recordar.

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