miércoles, 11 de noviembre de 2009

Día XXXVII

Cusco: Una mirada diferente.

Para continuar con el rescate de obras literarias de jóvenes escritores, y ya que en el relato anterior se nos quedó pendiente hablar del Cusco, los invito a disfrutar el siguiente ensayo, escrito por mi ahijado sobre la milenaria ciudad imperial. El documento completo es muy extenso, por lo que me tomé la libertad de compartir con ustedes un extracto del mismo, un atrevimiento tan o mas grande que el del propio escritor y su relato. Se trata del Cusco, se trata de un viaje de promoción o gira de estudios, se trata de jóvenes visitando el pasado histórico del Perú pero con la mente puesta en la diversión nocturna, y en medio de esa algarabía, nace este relato distinto sobre el Cusco.

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Sátira sobre el Cuzco
por Christian Johnson
(2008)

Introducción

Del Cuzco se han dicho y se dirán un mar de cosas mas. Cada quién tiene un punto distinto de vista sobre la ciudad imperial, siendo el asombro la razón de sus escritos. Me incluyo en el vasto grupo de personas que piensan que el Cuzco es maravilloso en todo sentido, pero como todas las cosas, tiene sus defectos. Por dicha razón me atreveré a hacer una crítica satírica, por mas que el viaje y el sitio fueron realmente de mi agrado, me atreveré a ver mas allá de las múltiples personas que piensan en el Cuzco como la utopía Incaica que fue, sin desmerecer u opacar el enacnto que este lugar tiene.

Cuzco Ciudad

Es quizás lo mas contradictorio, un híbrido entre el Legado Inca, la conquista española y la globalización que obliga que la ciudad esté completamente apta para el turista. El 50% de la ciudad está en inglés por obvias razones. Orgullosos de ser la capital del imperio incaico, es una de las ciudades mas devotas a la religión católica y con mas influencia colonial, y que podemos hacer, no es un problema en realidad.

La ciudad es una extraña mezcla entre varios períodos, para todos los gustos. Se aleja un poco de estas "ciudades réplicas" de Lima. Las construcciones con el mas moderno de los adobes, raro en una ciudad de un país expuesto a los terremotos, otro símbolo de nuestra eficiente organización. En cualquier caso es igual a Lima en el sentido que todo a partir de la plaza de armas se torna mas "moderno".

Cuzco Gente

Una de las cosas mas importantes es que los distintos sectores del Cuzco están bien demarcados, uno de ellos, el sector Turístico, entendiendo a esta gente como aquellos que buscan entablar negocios con los turistas. Viven de ellos,vendiéndoles información, recuerdos, comida, o alguna combinación de las anteriores. En esta fauna vemos a los comerciantes de los mercados artesanales, una interesante gama de gente que ha tenido que aprender un inglés mórbido e improvisado. Es parte de su economía subir el precio a sus productos, como si cobraran un impuesto extra por ser extranjeros. El otro miembro es el turista, a quien debemos considerar dentro de la gente cuzqueña ya que componen al menos el 15 ó 20 por ciento de la población, generando contaminación y bulla en cada fiesta, ante la buena cara que tienen que poner los pobladores frente a ellos. Y cierran este grupo los guías turísticos, líderes de expediciones de gringos, alemanes, japoneses, franceses, italianos y demás. Con un inglés mas avanzado que los comerciantes, algunos lo consideran sabiduría otros paporreteo barato,la cuestión es que son estudiosos de su tierra, de la cual se proclaman amantes.
El resto son una réplica en miniatura de Lima: la clase social alta, siempre apartada de la ciudad, extranjeros y propios viviendo en las afueras con colegios particulares. La infaltable clase media trabajadora y la molesta burocracia.

Cuzco Viaje

El viaje empezó con el city tour. Yo pensé que sería tedioso, no lo fue tanto. La catedral me impresionó. El antiguo templo Inca dedicado al Sol, Coricancha, muy bien conservado, y encima de este templo, apreciamos el Convento de Santo Domingo, como pisoteando toda la gloria Inca pasada. Finalmente Sacsayhuamán, del cual muchos piensan que fue una fortaleza que defendía nada. La construcción es realmente imponente al igual que el paisaje.
El segundo día, Tambomachay, cuyas aguas supuestamente dan la juventud eterna. Muchos la añorábamos, así que sabiendo lo erróneo de esa teoría, bebimos el agua casi por compromiso, que a todo esto estaba gélida. Lo que siguió fue el paseo a los mercados de C'orao y Pisac. Después del "shopping", Ollantaytambo, un pueblo que para los incas estaría dedicado a la distribución de bienes de los tres valles de los cuales era punto de reunión. En este pueblo también se encuentra otro de los múltiples templos dedicados al Sol. La peculiaridad de este es que no estaba terminado y que iba a ser una obra colosal que dominara la montaña donde está ubicado. la conquista acabó con esa ambición.
El tercer día fuimos a la estación experimental de Andenes. Se nos habló de distintas variedades de papa y cultivos que pueden ser aprovechados pero que el peruano deja de lado, como si no existieran. Por suerte los campesinos los conservan a manera de hijos, crean una enfermiza relación de paternidad sobre sus tubérculos y cultivos. Después las plataformas y microclimas de Moray y las famosas salinas de Maras.. Por la noche una partida de póker y comimos algo que según la última película de Indiana Jones es muy respectivo de la zona, tacos y burritos, comida mexicana.
El cuarto día, Macchu Picchu.
El quinto día, Piquiyacta, una ciudadela Wari construída con rocas muy pequeñas, burla de los Incas, aunque virtualmente impenetrable con sus 15 metros de altura. No obstante, los Waris perdieron la batalla, aunque fuera de ella. Finalmente, Andahuaylillas, un pueblo colonial cuya pequeña Iglesia tiene pinturas en las paredes realmente impresionantes, el arte de la escuela cuzqueña y la combinación entre cuadros católicos con rasgos andinos.
El sexto día, la despedida del Cuzco nos provocó cierto grado de nostalgia, y es que aunque he intentado ser un poco duro con el Cuzco, porque a veces es interesante ser pesimista, no he podido nublar la maravilla que tiene dentro, que deja a todos encantados.

Cuarto Día: Macchu Picchu

La ciudadela de Macchu Picchu es lo que generaba mas expectativa entorno al viaje, y realmente no creo que nos haya defraudado.
A las 6 dela mañana estábamos enrumbando a la estación de tren, no iríamos en el Hiram Vingan, cuyo pasaje cuesta mas que todo nuestro viaje junto. Iríamos en el de la clase turista media, el segundo mas poblado en comparación al tercer tren. Algunos preferíamos ahorrar pasaje yendo en ese tren, sin embargo la sobre protección de nuestras madres pudo mas. El zigzagueante camino fue largo, cuatro horas para cubrir 120 kilómetros. A las 10 de la mañana llegamos a Aguas Calientes, un pueblo-mercado grande con precios desorbitados, donde es posible encontrar esos chocolates americanos que incluso escasean el Lima, lo que hace la globalización.
Un segundo transporte en bus fue requerido,los tonos grisáceos de la sierra desaparecían en una serie de montañas verdes, la ceja de selva.
En la primera estancia dejamos nuestras cosas, el equipaje innecesario podía ser un estorbo una vez arriba.
Subiendo por los místicos caminos inca, pudimos llegar a la zona agrícola de Macchu Picchu. Eran como andénes donde se sembraba lo necesario para vivir en la ciudad oculta.
Escuchamos la historia de Macchu Picchu, se cree que era una ciudadela secreta, una de aquellas que solo la nobleza conocía. Los Incas de esta ciudadela no pretendían dejar que los españoles conocieran su ciudadela casi utópica, por lo cual nunca revelaron su paradero, por más que los españoles estuvieron muy cerca de encontrarlo. Probablemente ellos hayan muerto solos, de hambre o alguna enfermedad, pero el crecimiento increíblemente rápido de vegetación cubrió su ciudadela.
Pasaron muchos años para que Macchu Picchu fuera descubierta por el mundo contemporáneo. Y fue en la mas pura de las casualidades que Hiram Vingan, un hombre venerado por muchos aunque yo le tengo cierto desprecio, interesado en los Incas de Volcabamba fue a parar a la casa de Melchor Arteaga, un campesino de la zona que conocía la ciudadela. Asombrado y apoyado por la Universidad de Yale, volvió e hizo un acto barbárico para descubrir la ciudadela: inició un incendio. Por su gracia ahora las piedras están erosionadas,probablemente haya habido derrumbes entonces, por suerte no se estropeó toda la construcción.
A la entrada de Macchu Picchu hay una placa conmemorativa a Hiram Vingan, a quien estamos eternamente agradecidos... no serían precisamente las palabras que yo le dedicaría. Por supuesto, todos los tesoros encontrados en aquel entonces fueron llevados a la Universidad de Yale con prpósitos de "investigación", casi 90 años han pasado de eso y de las mas de 40 mil piezas no hemos visto nada.
Nuestro recorrido nos llevó por las distintas plazas, desde el Intiwatana, un reloj solar que marcaba los solsticios y las distintas etapas del año hasta el sector dedicado a la fertilidad y la mujer.
Llegó el momento de despedirnos de la ciudadela. Algunos teníamos mas nostalgia que otros, siempre había pensado en Macchu Picchu como una exageración. Obviamente me faltaba presenciarlo por mi propia cuenta para cambiar de opinión. Claro que es denigrante que algunas personas maltraten este lugar, su color blanco original muestra ahora tonos entre gris y rojizo.
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1 comentario:

  1. Cuando leí este trabajo, entre muchos otros de igual calibre, me impresionó bastante, pensaba, cómo un “niño” de 15 años puede escribir de esa manera, comparándome, a esa edad yo solo pensaba en la pelota, la bici, una que otra flaca por allí y que el mundo era redondo, será la educación que con mucho esfuerzo le damos? Será el acceso a la información que hoy en día cuentan? O será una habilidad escondida, que aunque él no lo quiera reconocer, creo que lo nació con ella, recuerdo cuando lo felicité por el 20 que le puso el profe (todo un Kingsfield en el cole, recuerdan? el de Alma Mater) Christian me decía, no es para tanto, solo me siendo y escribo lo que pienso, en fin, como dice Jaime Bayly……allí lo dejo.
    Te felicito compadre por el blog y ha Christian por la forma de escribir.

    Saludos.

    Roberto Johnson Schuler

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