domingo, 8 de noviembre de 2009

Día XXXIV

La Batalla Final

Se acerca el gran día, mañana será la batalla decisiva, cambiaremos la historia del reino si triunfamos así que debo concentrarme y reunir mis energías en el siguiente objetivo. Hoy es un día de descanso, pero puedo sentir la tensión en el aire, puedo respirar el miedo de mi tropa, ese miedo que debo convertir en fortaleza, en la fortaleza de cada uno de ellos para lograr la victoria. No es fácil, lo sé, pero es como cualquiera de nuestras otras batallas ya libradas, sólo que esta vez hay mas en juego y eso nos hace titubear. Ellos confían en mi y no puedo decepcionarlos, debo confiar en mí mismo.

Me pregunto que estarán pensando en este momento, ¿que pasará por la mente de los que me rodean ante un mismo escenario exterior? Todos vivimos la misma noticia, y mas cercanos o mas ajenos, todos estamos involucrados en esto, de alguna manera estamos todos conectados, solo que cada quien tiene su propia perspectiva, su propia mirada, cada quien vive en su propio universo, y eso nos hace distintos, es lo maravilloso de nuestra raza, somos distintos pero vivimos y luchamos siempre por algo en común, y cuando sentimientos tan extremos como la desgracia o la felicidad nos rodean, dejamos nuestro individuo para ser un solo ser. Esa es mi misión, lograr que cada uno de mis soldados se vuelvan uno hacia el frente de batalla, y cuando lleguemos al muro lograremos romperlo en sesenta mil pedazos. No habrá nada capaz de vencer nuestra mente ni nuestro cuerpo si logramos juntar todas las fuerzas en el mismo objetivo.

Descansar, debo descansar. Esta noche hablaré con ellos, esta noche absorberé toda su energía para lavarla y purificarla y esparcirla nuevamente sobre ellos sin miedos, sin temores, con decisión y firmeza. Esta noche dormiremos bien, mañana será un gran día.

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